domingo, 15 de abril de 2007

Comprender

Me sorprendió saber que el derivado del verbo "comprender" es, literalmente, "observar estando debajo".
Hay una gran dosis de sabiduría en ello. Para comprender algo, debes conocerlo a fondo, de abajo arriba.

A los seres humanos nos gusta hacer juicios precipitados. Tenemos opiniones acerca de todo, incluso cuando no sabemos nada de esos temas. Desperdiciamos gran cantidad de tiempo haciendo predicciones, estimando, especulando, decidiendo y criticando,
habitualmente sin ningún fundamento.

La mayoría de las veces que comprendemos las cosas en función de lo que sabemos de nosotros mismos, lo que a menudo puede ser muy pobre, desde luego.

De esto se deduce que una mejor comprensión de nosotros mismos
nos conduciría más cerca de una comprensión de los demás.

Cuando somos capaces de aceptar los modos imprevisibles que tenemos de comportarnos y de pensar, podemos llegar a tener más claro por qué los demás hacen lo que hacen y
piensan lo que piensan.

Un viejo adagio indio dice que "no podemos comprender a nadie hasta pasar una buena temporada en sus zapatos". A esto yo añadiría que debemos considerar el estar más cómodos en nuestros propios zapatos, antes de intentar introducirnos en los de otro.

domingo, 1 de abril de 2007

La paradoja de nuestro tiempo

La paradoja de nuestro tiempo en la historia es que tenemos edificios más altos, pero temperamentos más cortos; autopistas más amplias, pero puntos de vista más estrechos; gastamos más, pero tenemos menos; compramos más, pero disfrutamos menos.

Tenemos casas más grandes y familias más pequeñas; más comodidades, pero menos tiempo; tenemos más estudios, pero menos sensatez; más conocimientos, pero menos juicio; más expertos, pero más problemas; más medicina, pero menos bienestar.

Multiplicamos nuestras posesiones, pero reducimos nuestro valores.
Hablamos demasiado, amamos muy rara vez, y odiamos muy seguido. Aprendimos como ganarnos la vida, pero no aprendimos a vivir; agregamos años a la vida, pero no vida a los años.

Hemos recorrido la distancia de ida y vuelta a la Luna, pero tenemos problemas para cruzar la calle y conocer al nuevo vecino. Conquistamos el espacio exterior, pero no el espacio interior. Limpiamos el aire, pero no pulimos el alma. Dividimos el átomo pero no nuestros prejuicios. Tenemos ingresos más altos, pero morales más cortas. Somos altos en cantidad, pero pocos en calidad.

Estos son los tiempos de hombres altos, pero carácteres cortos; profundas ganancias, pero relaciones superficiales. Estos son tiempos de paz mundial, pero de guerra doméstica; de más tiempo libre, pero menos diversión; de diversidad de alimentos, pero menor nutrición. Estos son días de muchas bodas, pero de más divorcios; de casas más divertidas, pero de hogares rotos.

Es un tiempo en el que hay mucho en el escaparate, pero nada en el depósito de reserva; un tiempo en que la tecnología puede llevar estas líneas hasta ti y un tiempo en que puedes elegir entre hacer la diferencia o solamente ignorar...