jueves, 15 de mayo de 2008

¿Eres un hotel 5 estrellas?

Viajaba por las playas del caribe por mi cuenta como siempre. ¡Unas vacaciones merecidas!

Recostado en la cama de mi habitación, observaba por la ventana la construcción de un enorme hotel.

Eran más de 20 pisos. La estructura metálica estaba puesta de forma muy clara y la enorme grúa lo único que hacía, era llevar los bloques para llenar los pisos que faltaban.

Se veía claramente que faltaban 5 pisos. Por las estructuras. Sabía con seguridad la cantidad de pisos que tendría ese hotel. Su estructura era la señal.

Al caminar por la playa, me encontré otro hotel en construcción. Su estructura era de 8 pisos. Llevaba construidos 5. Con toda seguridad, sabía que ese hotel tendría 8 pisos cuando fuera terminado. Más modesto.

Esta observación me llevó a la siguiente reflexión:

Todas las personas somos como hoteles, ya sea 5 estrellas y de muchos pisos, o de menor alcance.

Y el tipo de “hotel” que somos, depende por entero de las estructuras interiores que tenemos ANTES de construir nuestro hotel llamado vida.

Las estructuras, son formadas por nuestros sueños, deseos y límites aprendidos durante toda una vida.

De la estatura de tus sueños, va a ser el resultado de tu hotel llamado vida. ¿Tienes límites? Vas a ser un hotel pequeño ¿Tus sueños alcanzan el infinito? Pues tu hotel-vida, va a tener la estatura del cielo.

Pregúntate si tu vida, ha sido resultado de las ideas y sueños que has tenido hasta ahora.

Naturalmente, si tus sueños han sido elevados, tu vida también lo es. Si tu vida no ha sido satisfactoria, con toda seguridad es por tus ideas.

Las circunstancias de tu vida encajan perfectamente para llenar las expectativas que tienes de ellas. Son bloques que llenan con precisión la estructura de tus sueños.

Si no estás satisfecho con la altura a la que llegará tu hotel llamado vida, hay una forma simple de hacerlo un hotel de 5 estrellas ¡cambiando las estructuras!

Tienes que añadirle más “pisos”, esto es: ideas más elevadas, sueños más ambiciosos y pensar diferente, para que atraigas como imán las circunstancias que corresponden a tu nueva estructura interior. A tus nuevos sueños.

A mi regreso del caribe, ya en Madrid me encontraba caminando por una avenida rodeada de árboles. Contemplaba que las hojas caían, como corresponde al otoño e invierno.

Se me ocurrió que las hojas tiradas, son ideas que los árboles están desechando, como parte de su reflexión del año. Ideas que no les ayudaron mucho. Pero conservan las hojas que consideran útiles.

Y cuando sea primavera, tendrán una cantidad de ideas nuevas, reflejadas en las hojas que nazcan, que los llenarán de vida y entusiasmo, otra vez. Desecha las ideas y circunstancias de tu vida que no fueron útiles, como hojas secas, pero conserva las buenas.

Y el próximo año, llénate de ideas nuevas, sueños diferentes ¡y a la carga!

Como un rinoceronte que arremete en medio de la selva y hace temblar el suelo con su carga, ataca la vida con la misma intensidad este año que viene.

A temblar vida, que ahí les voy…

Cambia tus estructuras interiores si es necesario ¡y ve por tus sueños!

Hoteles de 5 estrellas somos, y en el camino andamos…

jueves, 1 de mayo de 2008

¿Estás preparando tu equipaje?

Quizás te estás esforzando en obtener logros materiales y éxitos laborales… ¿pero has tomado conciencia de que nada te llevarás al otro lado?

Si lo único que acumulas a lo largo de tu vida son coches, casas, y posesiones materiales, cuando llegue el día final, al que todos vamos a llegar, sentirás que no has vivido la vida.

Siempre me sorprende que, a medida que los hombres y mujeres que tienen éxito material se acercan a la vejez, empiezan a ser más serviciales, ha donar dinero, a crear fundaciones de beneficencia ¡en fin!

Observa a Bill Gates, e incluso las personas de mayor fama y riqueza en su juventud ¿acaso no has observado el patrón que la mayoría sigue? cuando se acerca su vejez, empiezan a ser más espirituales, y a crear fundaciones que sirvan a las personas, a los animales y al medio ambiente.

Descubren al acercarse el final de su vida, que lo único verdadero… es servir y ayudar a los demás.

En la obra “Fausto” de Goethe, se ve este patrón maravillosamente. Es una obra que Goethe empezó a escribir a los 20 años, la retomó a los 40 y la finalizó a los 83 años, poco antes de morir. Quería que fuera su obra maestra. Refleja precisamente lo que el sintió durante cada etapa de su vida… hasta poco antes de morir.

Fausto es un erudito, que se encuentra desesperado por no encontrarle el sentido a la vida, por no ser feliz.

En un acto de desesperación, le ofrece su alma al diablo a cambio de apenas un instante sobre la Tierra que le haga exclamar: “Este momento es tan gratificante que desearía prolongarlo para siempre”.

El joven Fausto experimenta de todo, vive sin límites al estilo de los jóvenes de la época de hoy; cuando es adulto, el diablo de la dinero, poder político, el amor de la mujer que el quiera. Pero no consigue ser feliz y sigue sintiéndose vacío.

Al final de sus días, ya en su vejez, ayuda a los demás a construir diques para recuperar tierras del mar para que la gente pueda vivir allí.

Es entonces que Fausto, después de ayudar a los demás, por primera vez logra decir en su vida: “Este momento es tan gratificante que desearía prolongarlo para siempre”.

Si de pura casualidad, estás buscando la felicidad a través de lograr riquezas, y no la has conseguido… Goethe te está diciendo porque.

Yo sé que no es fácil intentar siquiera ser feliz cuando no tienes seguro el sustento.

Yo mismo estoy experimentando dificultades económicas en estos momentos, y es cuando el correo de alguna chica solicitándome consejo y ayuda o alguien que gentilmente me envía colaboraciones a mi web me hace olvidar mis momentos de dificultad y me llena de un hermoso instante de felicidad.

Ayudar es lo más sano que puedes hacer cuando sientes que no las tienes todas contigo. Por experiencia, se que es lo mejor que puedes hacer.

Jesucristo dijo este secreto a sus apóstoles: “Quien quiera ser el mayor entre ustedes, tiene que ser el que más sirva de todos ustedes”.

Y esta reflexión la escribí, porque un amigo me compartió que su compadre, al que tanto quería, murió de un paro cardiaco hace algunas semanas y me dijo que él había dejado varias casas, coches, un salón de baile, camionetas… y me dijo “¡Pero nada de eso se lo pudo llevar a la tumba! ¡Todo se quedó aquí!”.

"De todas formas, desde el cementerio no se pueden hacer negocios", diría el creador de los pollos Kentucky .

Exacto. El único equipaje que te puedes llevar al otro lado, son los hermosos momentos que viviste, si obedeciste a los impulsos de tu corazón e hiciste lo que mas querías, y no solo lo que te convenía.

Comienza a hacer el equipaje que te puedes llevar al otro lado. Más vale que empieces a empacar tarde… que no llevar nada cuando el viaje te agarre de repente.

Suerte y se feliz!!!